El macroproyecto Pedrín de Blanca Pedrín

Masificar y Gentrificar el Centro Histórico de San José del Cabo: El Macroproyecto Pedrín

La gentrificación es un tema que en los últimos meses ha permanecido en el radar de la presidenta Claudia Sheinbaum. Las marchas que se han llevado a cabo recientemente y la presión que esto genera a un gobierno autodenominado de izquierda lo convierten en un foco rojo.

La molestia que ésta genera y las implicaciones socioeconómicas derivadas de este fenómeno no son exclusivas de la capital del país. Los principales destinos turísticos de México se han visto presionados también por la llegada de extranjeros que aprovechan la fortaleza de sus economías locales para retirarse en México con mayor holgura.

San José del Cabo, un municipio que vive principalmente de su patrimonio cultural, podría convertirse en un nuevo ejemplo de gentrificación y masificación. Paradójicamente, la puerta la está abriendo una activista local que solía venderse como defensora del patrimonio cultural del centro de San José.

Blanca Herminia Pedrín, dueña del hotel El Encanto Inn en el centro histórico de San José del Cabo, se ha posicionado como una modesta empresaria y activista comprometida con la defensa de los espacios públicos y la preservación del patrimonio comunitario de Los Cabos. Con el paso de los años, esta bandera le permitió acumular el suficiente capital político para buscar la candidatura a diputada federal por la alianza Fuerza y Corazón por México en 2023.

Esta fachada contrasta con un nuevo macroproyecto de Pedrín: vender el terreno en el que se encuentra El Encanto Inn y predios aledaños a los mismos constructores que han desarrollado complejos residenciales en Playa del Carmen y Tulum, destino que hoy se encuentra en una crisis económica por basar su crecimiento desmedido en un modelo de gentrificación y densificación. Los cuatro predios donde opera su hotel El Encanto Inn y restaurantes, cuyas edificaciones oscilan hoy entre 1 y 2 pisos de altura, serían vendidos a una red de inversionistas detrás de desarrollos masivos de condominios en Playa del Carmen y Tulum, zonas donde la gentrificación transformó comunidades enteras y la masificación terminó con el patrimonio arquitectónico y cultural, y colapsó la red de servicios públicos generando graves daños ambientales.

El planeado macroproyecto podría aumentar la densidad del corazón del Pueblo Mágico de los 1 a 2 niveles de altura que existen actualmente, a 6 niveles incluyendo sótanos y terrazas programadas. Esto equivaldría a más de 54 departamentos o 150 llaves hoteleras en un espacio reducido, un incremento abrupto y sin precedentes que representa un atentado directo contra el patrimonio cultural del Pueblo Mágico. La propia vocación histórica, arquitectónica y social del Centro Histórico quedaría subordinada a un modelo de alta densidad importado de destinos que hoy padecen los estragos de la masificación.

Este aumento desmedido de densidad no sólo transformaría el carácter del centro: colapsaría la ya saturada red de servicios públicos, desbordando aún más la sobrepasada Planta de Tratamiento de Aguas Residuales que descarga en el estero josefino, un ecosistema frágil y protegido, generando graves daños ambientales. La experiencia de Tulum y Playa del Carmen demuestra lo que ocurre cuando se repite este modelo: contaminación de cuerpos de agua, colapso del drenaje, insuficiencia vial, pérdida de identidad comunitaria y desplazamiento social.

La propuesta ha desatado controversia entre habitantes y especialistas que señalan el doble discurso de la empresaria Blanca Pedrín: mientras públicamente se presenta como guardiana del patrimonio y opositora a proyectos turísticos, en privado es la principal beneficiaria de un claro ejemplo de desarrollo que gentrifica, masifica y vulnera ambientalmente el Centro Histórico que dice defender.

La venta millonaria del Encanto Inn

El Encanto Inn se ubica en la calle José María Morelos del Centro histórico de San José del Cabo. El hotel y sus anexos (restaurantes y estacionamiento) se sitúan en cuatro predios contiguos, que en total tienen una superficie mayor a los 4,700 m2.

Desde septiembre de 2024, Pedrín está vendiendo las cuatro propiedades que comprende su hotel de manera escalonada. Ese mes, vendió el lote con clave catastral 401-001-003-012; en julio 2025, vendió el lote con clave 401-001-003-001; y las dos partes restantes ya están en proceso de venta.

La compradora es la empresa Victoria San José SA de CV, cuyos inversionistas son los mismos que están detrás de Menesse Condos, un grupo que desde 2014 ha desarrollado más de 2,000 departamentos de lujo en la Riviera Maya, repartidos en 25 condominios en Playa del Carmen y 3 en Tulum.

Localmente, hay sorpresa por la incongruencia y preocupación por el futuro de San José Del Cabo. Tan solo el 4 de junio pasado, Pedrín se alegró públicamente en sus redes sociales de la demolición del desarrollo Maiim Oceanfront Living en Tulum.

En términos económicos y de negocios, se entiende la decisión de Pedrín. Únicamente la venta del lote 401-001-003-012 —un terreno baldío— le significó una ganancia de 2 millones de dólares (38.7 millones de pesos). Fuentes allegadas al macroproyecto señalan que la operación de las cuatro propiedades está valuada en un total de 10 millones de dólares.

La turbia adquisición de Pedrín

Al revisar los documentos oficiales, lo primero que se vislumbra es que gentrificar los Cabos adquirió sus propiedades a precios irrisorios a personas que probablemente no estuvieron bien asesoradas. Por ejemplo, el lote 401-001-003-001 de 1,276 m2, lo adquirió a Efraín Díaz Velázquez, un tapicero cabeño, en 127,647 pesos. Es decir, compró a 100 pesos el metro cuadrado en pleno corazón de Los Cabos. Otro, el 401-001-003-010 de 1,084 m2, se lo compró a Antonio José González Ceseña, un maestro jubilado (ex colega del padre de Pedrín) en 110,000 pesos, lo cual equivale a 101 pesos por metro cuadrado.

Lo segundo que se observa, y que parece ser más grave, es que el lote 401-001-003-012, que vendió en 38.7 millones de pesos (2 millones de dólares), lo compró en tan solo 65 mil pesos. En otras palabras, Pedrín lo vendió 600 veces más caro. De dicho monto, 19.35 millones de pesos (la mitad) le correspondieron directamente a Pedrín y la otra mitad a su esposo.

La ventajosa venta de los predios

A pesar de la enorme ganancia que tuvo el matrimonio Owen Pedrín, la cantidad que pagaron de Impuesto Sobre la Renta (ISR) fue diminuta. El esposo de Blanca Pedrín, Clifton Owen Ulen, pagó únicamente 456 mil 945 pesos de impuestos. Pero la verdadera ganadora fue la activista que, según la escritura, tuvo una “pérdida”, motivo por el cual la operación “no genera pago alguno”.

¿Cómo es posible que una propiedad adquirida por 65,000 pesos, vendida en 38.7 millones de pesos, genere una carga fiscal tan insignificante? Esta maniobra inmobiliaria apunta a una clara estrategia para eludir obligaciones fiscales, privando a las arcas estatales y nacionales de los impuestos que cualquier ciudadano común estaría obligado a pagar.

El caso adquiere un matiz aún más grave cuando consideramos el contexto político. Blanca Pedrín ha mostrado interés en contender por un cargo público, ahora bajo las siglas de MORENA, un partido que se presenta como defensor de los intereses del pueblo y crítico de las prácticas elitistas del pasado.

Vender el corazón de San José a una empresa ligada a desarrollos masivos como Menesse Condos, que han transformado lugares como Tulum en selvas de concreto, ya era un golpe al patrimonio que decía proteger. Pero evadir impuestos en una operación millonaria, mientras busca postularse como representante del pueblo, es una contradicción que no puede pasar desapercibida.

El desdén de Pedrín por la ley, el medio ambiente y su propio discurso ya ha sido evidenciado antes. La supuesta activista fue sorprendida construyendo una lujosa residencia sobre una duna costera sin contar con los permisos correspondientes.